Dos ensayos clínicos sugieren que estos procedimientos pueden prevenir futuras muertes y hospitalizaciones.
Dos ensayos clínicos sugieren que los tratamientos con anticuerpos entre las personas con COVID-19 leve o moderada pueden prevenir futuras muertes y hospitalizaciones. La noticia sería especialmente positiva para aquellos pacientes que tienen un alto riesgo de desarrollar cuadros graves de la enfermedad.
Uno de los estudios encontró que un anticuerpo, desarrollado por Vir Biotechnology (Estados Unidos) y GSK (Inglaterra), redujo en un 85% las posibilidades de hospitalización o muerte entre los participantes.
Mientras que el otro detalló que un cóctel de dos anticuerpos, bamlanivimab y etesevimab, disminuyó en un 87% el riesgo de hospitalización y muerte.
Los resultados del estudio provienen de ensayos clínicos aleatorios (los cuales aún no se han publicado) controlados con placebo y doble ciego. Se suman a un creciente grupo de evidencia que indica que los tratamientos con anticuerpos, cuando se administran tempranamente, pueden ayudar al organismo a defenderse de enfermedades graves.
La respuesta natural del cuerpo a la infección viral es generar una variedad de anticuerpos, algunos de los cuales pueden interferir, directamente, en la capacidad para replicarse del virus.
En los primeros días de la pandemia, los investigadores identificaron a los anticuerpos que son más efectivos contra el SARS-CoV-2. Luego, los produjeron en una gran cantidad. Desde entonces, los anticuerpos monoclonales resultantes se han probado en una variedad de entornos como tratamiento para la COVID-19.
Desarrollado por Vir y GSK, se aisló por primera vez en 2003 de una persona que se recuperaba del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) causado por un coronavirus similar al SARS-CoV-2. Más tarde se descubrió que este anticuerpo también se unía a la proteína spike del virus que provoca la COVID-19.
Las empresas anunciaron que VIR-7831 se unió a variantes del SARS-CoV-2, incluida la 501Y.V2. Esta cepa, llamada B.1.351, ha tenido una rápida propagación. Fue identificada por primera vez en Sudáfrica.
Los investigadores atribuyeron la resistencia del anticuerpo a su objetivo: una región particular de la proteína spike que no tiende a acumular mutaciones.
VIR-7831 se une a una extensa lista de anticuerpos monoclonales que han sido probados contra la COVID-19, algunos de los cuales, incluidos bamlanivimab y etesevimab, ya han sido autorizados para su uso en Estados Unidos y en otros lugares. Sin embargo, ha habido poca aceptación hacia ellos por parte de los médicos estadounidenses y sus pacientes. ¿Por qué?
La realidad es que, aunque los resultados de su efectividad se publicaron en la prensa y se enviaron a la Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU, las empresas aún no han publicado, en revistas revisadas por pares, los datos de ensayos clínicos que prueben su eficacia.
Asimismo, estos medicamentos son costosos y deben ser administrados por vía intravenosa en un hospital o un centro de tratamiento ambulatorio, una tarea difícil cuando los recursos sanitarios se encuentran colapsados por el aumento de casos.
Otra cuestión que ha contribuido a la escasa utilización de anticuerpos para el tratamiento de la COVID-19 es que algunos ensayos clínicos sostuvieron que su aplicación en los pacientes con COVID-19 no generó ningún beneficio.
Los estudios que implicaron tratamientos con anticuerpos en infecciones leves resultan demasiado limitados para extraer conclusiones definitivas.
Mientras tanto, los investigadores plantean que hasta tanto la mayoría de las personas del mundo estén vacunadas, los anticuerpos monoclonales pueden pensarse como un plan B. Su aplicación podría ser particularmente importantes para aquellos que no pueden generar una respuesta inmune frente a la vacunación.
https://www.scientificamerican.com/article/covid-misinformation-is-killing-people1 Ali Nouri, Ph.D., biólogo molecular, es el presidente de la Federación de Científicos Estadounidenses. Nouri es copresidente de la Iniciativa New Voices de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, y participa en la Mesa Redonda de Diplomacia Global de la Academia. Anteriormente se desempeñó como asesor de biotecnología en la oficina del Secretario General de la ONU y se desempeñó durante casi 10 años como asesor principal y director legislativo en el Senado de los Estados Unidos. Síguelo en Twitter @AliNouriPhD .
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