El lavado de manos es la medida más importante para evitar la transmisión de microorganismos multirresistentes en los centros de salud.
El lavado de manos es la medida más importante para evitar la transmisión de microorganismos multirresistentes en los centros de salud. Todo profesional sanitario debe realizarla para prevenir infecciones que pueden causarle daños graves al paciente. En el Día Mundial del Lavado de Manos, es preciso recordar los procedimientos correctos para el lavado de las manos, además de ciertas recomendaciones para su correcta ejecución.
La piel está normalmente colonizada por microorganismos. En el caso de los profesionales de la salud, las manos constituyen el área más propensa a albergar estos seres. Los microorganismos presentes allí constituyen la flora residente y la flora transitoria.
La flora residente coloniza las partes más profundas de la piel y tiene poco potencial patogénico. En cambio, la flora transitoria coloniza las capas más superficiales y se adquiere generalmente por el contacto con otro paciente o con superficies contaminadas.
Esta flora transitoria está formada principalmente por Staphylococcuss aureus resistente a meticilina (SARM), Acinetobacter baumannii, Norovirus, Clostridium difficile, Proteus mirabilis, Klebsiella, diferentes especies de cándidas y otros microorganismos multirresistentes.
Dichos microorganismos son los responsables de la mayoría de las infecciones intrahospitalarias. El lavado de manos permite eliminarlos.
Según un artículo de la revista Ridec, en el año 2015, el grado de cumplimiento del lavado de manos entre los profesionales de la salud era bajo. El citado artículo expresa que, en la mayoría de los casos, la tasa más alta de cumplimiento de esta acción correspondía al personal de enfermería.
Entre las barreras que dificultan su realización se encuentran:
Un estudio previo, realizado en México en el año 2002, también advertía sobre esta situación. En él se analizó el nivel de contaminación y las conductas sobre el lavado de manos del personal de un servicio de urgencias.
La investigación concluyó que el lavado de manos entre la atención de cada paciente fue del 8.4% en los médicos, durante un tiempo estimado de 18 segundos y del 18% en los profesionales de enfermería, por un período de 15.8 segundos.
Así, concluye en que la práctica de lavado de manos en el servicio de urgencias analizado presentaba una frecuencia baja y por ello los cultivos de manos resultaron altamente positivos, con gérmenes patógenos.
De este modo, advierte que se requieren medidas dirigidas a mejorar la práctica del lavado de manos en el personal de salud.
Por el momento, no se han encontrado datos sobre la forma en que la pandemia ha impactado en el proceso de lavado de manos del personal sanitario.
La selección de uno u otro procedimiento de lavado de manos depende de la flora que se pretenda eliminar. Existen diversas técnicas, como el lavado social o higiénico con agua y jabón neutro, el lavado esterilizado de manos con jabón antiséptico, la desinfección de manos con solución hidroalcohólica y, por último, la antisepsia quirúrgica, que incluye el uso de ambos productos mediante el lavado con jabón antiséptico y la esterilización con solución hidroalcohólica.
El lavado social es aquel que se realiza mediante la acción del agua y el jabón neutro, tiene efecto por arrastre y por la acción del jabón. La duración total del procedimiento es de 40 a 60 segundos y no es eficaz en la eliminación de diversos microorganismos patógenos.
La clorhexidina al 4% o la povidona yodada al 7,5% son los productos que se emplean para realizar el lavado de manos con jabón antiséptico. Esta técnica de lavado permite eliminar la suciedad, la materia orgánica, la flora transitoria y parte de la residente de las manos. Su duración es de 40 a 60 segundos.
La antisepsia con solución alcohólica para la desinfección está compuesta por alcohol etílico o isopropílico como agentes desinfectantes. Se recomienda aplicar una dosis de la preparación, cubrir ambas manos y frotarlas hasta que estén secas. El procedimiento permite eliminar la flora transitoria y parte de la residente.
Este método presenta ventajas como la eliminación de múltiples microorganismos incluidos los virus. No requiere lavado o secado, provoca menor irritación y desecación en la piel y es más aceptado por parte de los profesionales sanitarios. Su duración es de 20 a 30 segundos.
La antisepsia quirúrgica se puede realizar mediante un jabón antiséptico o una solución de base alcohólica antes de la colocación de los guantes estériles. Es preciso realizarla previamente a cualquier intervención quirúrgica, para remover mecánicamente la suciedad y la flora transitoria y residente. Su realización es fundamental porque previene la contaminación del sitio quirúrgico por microorganismos presentes en las manos del equipo.
Para el lavado quirúrgico con jabón antiséptico los productos a emplear pueden ser un cepillo estéril a base de clorhexidina al 4% o povidona yodada en solución jabonosa al 7,5%.
Dado que miles de personas mueren diariamente en todo el mundo a causa de infecciones contraídas mientras reciben atención sanitaria, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una serie de directrices sobre cómo lavarse las manos o desinfectarlas. Asimismo, determinó, en el año 2005, un protocolo con los 5 momentos para la higiene de manos. Según este documento, el lavado de manos debería tener lugar en las siguientes instancias:
De acuerdo con la OMS, el lavado de manos con agua y jabón está indicado cuando estas se encuentran visiblemente sucias, manchadas de sangre u otros fluidos corporales, después de usar el inodoro, cuando se sospecha o se tiene constancia de haber estado expuesto a patógenos que liberan esporas y en particular a brotes de Clostridium difficile.
El procedimiento de desinfección comienza frotando las manos con un producto a base de alcohol para desinfectarlas cuando no están visiblemente sucias. Este método es más rápido, eficaz y mejor tolerado que lavarlas con agua y jabón. Sin embargo, estos últimos se deben utilizar en caso de no disponer de una solución alcohólica.
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