El uso comercial y estatal de la información recopilada en apps y redes sociales habilita a pensar sobre la necesidad de construir una consciencia sobre la privacidad de la información personal sobre salud.
Hace algunas semanas, Facebook permitió que la policía del estado de Nebraska, en Estados Unidos, accediera a los mensajes intercambiados entre una madre y su hija, de 17 años, en el chat de esa red social. En la conversación, ambas hablaban sobre cómo obtener y utilizar fármacos que le permitieran a la joven concretar un aborto. Y después, cómo realizar el entierro del feto, tras la ingesta. Luego de acceder a esos mensajes, las autoridades determinaron que ambas habían incurrido en un delito, ya que la joven se encontraba cursando la semana número 28 de embarazo. Por lo tanto, serán sometidas a juicio.
En otro contexto no se estaría hablando de delito alguno, pero, hace algunas semanas, la Corte Suprema de Estados Unidos anuló el fallo conocido como Roe vs. Wad y restringió el aborto en esa nación.
Esta decisión no convierte en ilegales las interrupciones del embarazo, sino que hace retroceder a Estados Unidos a la situación vigente antes de la sentencia Roe vs. Wade de 1973, cuando cada estado era libre de autorizarlas o no.
Precisamente, en el estado de Nebraska, el aborto está autorizado, pero hasta la semana número 20 de embarazo. Sin embargo, esta nota no tiene intención de analizar si la joven y su madre incurrieron en un delito o no. Tampoco busca justificar el accionar de las mujeres, sino que intenta indagar sobre dos cuestiones. Por un lado, la importancia de la reflexión sobre el derecho a la privacidad de la información sobre salud en las redes sociales. Y, por otro, la necesidad de construir una consciencia en usuarias y usuarios de medios digitales y aplicaciones sobre la preservación de su información personal.
En un comunicado a la prensa, Facebook aseguró que los documentos judiciales que recibió indicaban que la policía estaba investigando el caso de un bebé que había nacido muerto y fue quemado y enterrado. De modo que no sabía que se estaba indagando sobre un aborto.
Facebook Messenger ofrece cifrado de extremo a extremo. Esto significa que los chats entre dos usuarios solo son visibles en los teléfonos de los usuarios y no pueden ser leídos por Facebook. Tampoco por ninguna entidad gubernamental que haga una solicitud legal a la empresa. Pero la opción está disponible solo para las personas que usan la aplicación Messenger en dispositivos móviles, y los mensajes se cifran solo después de que los usuarios seleccionan la opción para marcar los chats como “secretos”.
Existen varias aplicaciones que les facilitan a las mujeres y personas gestantes el seguimiento, mes a mes, de sus ciclos de fertilidad y contribuyen a la toma de decisiones a la hora de usar métodos anticonceptivos. No obstante, diversas entidades de mujeres, que reclaman por el derecho al aborto, sostienen que es preciso analizar los potenciales riesgos de estas plataformas en escenarios donde el aborto es un tema en disputa.
Así, indican que al usar estas apps, las mujeres entregan información personal y sensible sobre su salud sexual y reproductiva, como el número de encuentros sexuales; la duración, los dolores y sangrados asociados al ciclo; las secreciones vaginales; los cambios de humor durante el periodo; la alimentación y el uso de métodos de anticoncepción. Incluso, como mecanismo de seguridad, las apps autentican a la persona usuaria a partir del uso de la biometría dactilar y el reconocimiento facial. A toda esta información se suman los metadatos, que pueden revelar desde el número de veces que se usa la app, hasta la ubicación geográfica de la persona que la utiliza.
Las entidades sostienen que es necesario que las mujeres usuarias de estas apps sepan que varios actores obtienen un beneficio de los datos recopilados por esas plataformas. Si estas detectan a una mujer en estado de embarazo, es posible que otorguen información a diversas marcas, para que, mediante diversas publicidades, se posicionen como las mejores en responder a las necesidades de la futura madre y su hijo. Pero la información, también, resulta muy atractiva para los Estados donde el acceso al aborto se penaliza o restringe.
En este breve artículo no se está planteando que no se utilicen apps de seguimiento del ciclo menstrual, ni que se deje de usar Facebook Messenger, sino que se busca alertar a las y los profesionales de la salud sobre la importancia de que las y los pacientes hagan un uso responsable y consciente de las plataformas digitales, que les permita preservar su información personal (tanto sobre su salud, como sobre cualquier otra dimensión correspondiente a su privacidad).
Es recomendable seguir ciertas indicaciones. Aunque muchas plataformas ofrecen un alto nivel de seguridad informática y se puede configurar la privacidad digital en redes sociales para la protección de datos.
Cuando se está creando un perfil en una red social no es necesario que se completen todas las casillas que se solicitan. Existen campos que no son determinantes como familia, creencias, intereses, relaciones. Y otros que no hay que completar bajo ningún aspecto, como números de teléfono o dirección de domicilio.
En oportunidades no se le presta atención a estas opciones pues se cree que son innecesarias, pero realmente pueden resguardar la vida de las/los usuarias/os y sus familias. En este sentido, es relevante tomarse el tiempo que sea necesario para colocar las condiciones que aseguren no solo la protección de las y los usuarias/os, si no también la privacidad de redes sociales y reputación online.
Es recomendable utilizar contraseñas con números, caracteres y letras en minúscula y mayúscula, y que además no contengan información que otras personas conozcan. Se sugiere, también, que sean diferentes para cada red social, pues si alguien la descubre podría ingresar a otras plataformas con la misma contraseña.
Muchas redes sociales tienen esta herramienta digital y preguntan si se desea activarla; para mayor seguridad y privacidad en las redes sociales, lo más recomendable es que se desactive y no se haga uso de ella mientras no se la necesite.
Algunas aplicaciones solicitan tener acceso al perfil de usuario para utilizar ciertos datos personales. Para proteger la privacidad en redes sociales es recomendable verificar bien esta información antes de aceptar dicho acceso.
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